jueves, 8 de noviembre de 2007

Olvidándote

No me acuerdo de tu segundo apellido. Llevo un rato pensándolo y nada. Supongo que es una tontería; total, sólo es una palabra, ¿no? Pero es que tampoco recuerdo cómo te reías, ni si fruncías el ceño cuando te enfadabas, ni si te brillaban los ojos cuando me hablabas de tus sueños. ¿Cómo puede ser? Si yo estaba segura de que ibas a ser para siempre. No me acuerdo de tu segundo apellido. Ahora sólo tengo imágenes borrosas, recuerdos de conversaciones que nunca tuvimos, unas cuantas fotos y una canción. ¿Cuánto me durarán?

Menos mal que mi corazón sabe que fuiste importante, aunque mi cabeza haya olvidado el porqué.


Sonando:





Ortiz. Lo he buscado. Ortiz, cinco letras que no me dicen nada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Cómo puede ser que comparta tantas cosas de las que dices? Será porque hemos hablado de esto miles de veces...Lástima que sean cosas que se aprenden (al menos en mi caso) cuando se va, y no cuando tú decides que se vaya, o cuando tú piensas que se podría ir, o cuando piensas que sí, que esta vez me voy yo...Ya noto que"tu perfume se entremezcla en los túneles del metro". Besazos.

Unknown dijo...

y cuando no piedes olvidar ningún apellido y tus noches son como ajendas con todas las páginas tachadas?

Silvia dijo...

yo creo q al final siempre se olvidan... los nuevos apellidos pisan esos anteriores, por mucho que nos creyéramos que iban a ser eternos...