jueves, 31 de julio de 2008

Me asomo a este precipicio
para medir la distancia
para saber qué persigo
para ver lo que me falta
para notar el vacío
para llenarme de nada
para ver al enemigo
para mirar su mirada.

Me asomo para saber
para tocar el peligro
para ahuyentar la rutina
para pasar el testigo
para que el aburrimiento
no venga a dormir conmigo.

Olga Román

domingo, 27 de julio de 2008

viernes, 25 de julio de 2008

Arte

Un buen día la alcaldía le encargó un gran caballo para una plaza de la ciudad. Un camión trajo al taller el bloque gigante de granito. El escultor empezó a trabajarlo, subido a una escalera, a golpes de martillo y cincel. Los niños lo miraban hacer.
Entonces los niños partieron, de vacaciones, rumbo a las montañas o el mar. Cuando regresaron, el escultor les mostró el caballo terminado. Y uno de los niños, con los ojos muy abiertos le preguntó:
-Pero... ¿Cómo sabías que adentro de aquella piedra había un caballo?

Eduardo Galeano

martes, 22 de julio de 2008

Es algo hermoso esto de la autosatisfacción, la falta de preocupaciones, estos días llevaderos, a ras de tierra, en los que no se atreven a gritar ni el dolor ni el placer, donde todo no hace sino susurrar y andar de puntillas. Ahora bien, conmigo se da el caso, por desgracia, de que yo no soporto con facilidad precisamente esta semisatisfacción, que al poco tiempo me resulta intolerablamente odiosa y repugnante, y tengo que refugiarme desesperado en otras temperaturas, a ser posible por la senda de los placeres y también por necesidad por el camino de los dolores. Cuando he estado una temporada sin placer y sin dolor y he respirado la tibia e insípida insoportabilidad de los llamados días buenos, entonces se llena mi alma infantil de un sentimiento tan doloroso y de miseria, que al dormecino dios de la semisatisfacción le tiraría a la cara satisfecha la mohosa lira de la gratitud, y más me gusta sentir dentro de mí arder un dolor verdadero y endemoniado que esta confortable temperatura de estufa. Entonces se inflama en mi interior un fiero afán de sensaciones, de impresiones fuertes, una rabia de esta vida degradada, superficial, esterilizada y sujeta a normas, un deseo frenético de hacer polvo alguna cosa, por ejemplo, unos grandes almacenes o una catedral, o a mí mismo, de cometer temerarias idioteces, de arrancar la peluca a un par de ídolos generalmente respetados, de seducir a una jovencita o retorcer el pescuezo a verios representantes del orden social burgués. Porque esto es lo que yo más odiaba, detestaba y maldecía principalmente en mi fuero interno: esta autosatisfacción, esta salud y comodidad, este cuidado optimismo del burgués, esta bien alimentada y próspera disciplina de todo lo mediocre, normal y corriente.


El lobo estepario - Herman Hesse

sábado, 19 de julio de 2008

In omnia paratus

Hay momentos en la vida en que necesito a mi lado personas que me inviten a saltar

jueves, 17 de julio de 2008

Dato biográfico

Cuando estoy en Madrid,
las cucarachas de mi casa protestan porque leo por las noches.
La luz no las anima a salir de sus escondrijos,
y pierden de ese modo la oportunidad de pasearse por mi dormitorio,
lugar hacia el que
—por oscuras razones—,
se sienten irresistiblemente atraídas.
Ahora hablan de presentar un escrito de queja al presidente de la república,
y yo me pregunto:
¿en qué país se creerán que viven?;
estas cucarachas no leen los periódicos.
Lo que a ellas les gusta que yo me emborrache
y baile tangos hasta la madrugada,
para así practicar sin riesgo alguno
su merodeo incesante y sin sentido, a ciegas
por las anchas baldosas de mi alcoba.
A veces las complazco,
no porque tenga en cuenta sus deseos,
sino porque me siento irresistiblemente atraído,
por oscuras razones,
hacia ciertos lugares muy mal iluminados
en los que me demoro sin plan preconcebido
hasta que el sol naciente anuncia un nuevo día.
Ya de regreso en casa,
cuando me cruzo por el pasillo con sus pequeños cuerpos que se evaden
con torpeza y con miedo
hacia las grietas sombrías donde moran,
les deseo buenas noches a destiempo
—pero de corazón, sinceramente—,
reconociendo en mí su incertidumbre,
su inoportunidad,
su fotofobia,
y otras muchas tendencias y actitudes
que —lamento decirlo—
hablan poco a favor de esos ortópteros.

Ángel González

martes, 15 de julio de 2008

A veces... no sé, no sé nada

A veces - Laura Torres Gandia

lunes, 14 de julio de 2008

La gente que me gusta

Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace en menos tiempo de lo esperado.
Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar.
Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma, pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.
Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo, entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables.
Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó.
Me gusta la gente que al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente; a éstos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no fallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente que trabaja por resultados. Con gente como esa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.

Mario Benedetti

domingo, 13 de julio de 2008

Me decías "cabecita loca"

por soñar despierta, por querer que no amanezca nunca

Me gusta viajar para reencontrarme con amigas y con canciones.

viernes, 4 de julio de 2008

Creo que ver amanecer es uno de esos momentos en que uno se deja llevar por la reflexión, la nostalgia y los sueños.

Me marcho unos días. Dejaos llevar.

(a ver qué me encuentro a la vuelta)

martes, 1 de julio de 2008

Hoy, revolución!!

Pensar en ti justo antes de dormirme y nada más despertar. Sonreír al teléfono esperando que la pantalla refleje que eres tú el que llama. Escuchar durante dos horas seguidas la misma canción, porque me recuerda a ti. Contar estrellas a tu lado después de hacer al amor. Subrayar todos los poemas que otro escribió en mi nombre para ti. Oler tu colonia en mi ropa. Escribir tu nombre en los bordes del periódico. Deshojar margaritas. Tener siempre más ganas de ti. Soñarte en el autobús, en el trabajo, en casa, en el bar... soñarte todo el tiempo...

Dice Marwan que en los tiempos que corren "enamorarse es un acto revolucionario".