viernes, 3 de octubre de 2008

Vaya a saber por qué, este tiempo me llega como una despedida,
un estar ya detrás, rebasado, excedido.
No me quejo, si el yo todavía se asoma
-la primera persona del singular, no hay otra
que no sea mentira o artificio-,
si frente a los que allá discurren
sobre mi narcisismo, que consiste
en decir llanamente que viví, que aquí estuve,
que amé y que quise ser empecinadamente lo que fui,
me limito a mirar todavía adelante,
a no apelar a los fáciles subterfugios de oficio,
a las modestias que se estilan en el gremio,
qué puedo hacer en estas vísperas
en que todo se da como un adiós. ¿Cambiar, cambiarme,
ponerme esa corbata con el color de moda,
marcar el paso preferido, comprar la yerba o el tabaco
que se debe? Ah, yo.

Julio Cortázar

1 comentario:

Tita dijo...

Adoro a este escritor, incluso aún siendo el único que me obliga a releer y releer para comprender, que por cierto, esta noche pensaba quedarme en casa "con él", leo Rayuela, que aunque me parezca interminable, tengo miedo de que termine.

Besos enormes S